Opacadas por la crisis política en Francia y por la permanente especulación sobre lo que podrá hacer o no la Reserva Federal, las acciones chinas cerraron una positiva semana. Tanto el índice Shanghái de acciones locales, como el más internacional Hang Seng avanzaron 2,3% en la semana que terminó el 6 de diciembre.
El alza se explica por las expectativas en torno a la Conferencia Central de Trabajo Económico (CCTE), que reunirá a las principales autoridades chinas entre el 10 y el 12 de diciembre. La reunión será a puertas cerradas, y es la instancia anual en que el régimen chino define la estrategia económica para el año siguiente.
En esta ocasión, inversionistas esperan que dicha estrategia contemple medidas de estímulo mayores para impulsar la demanda interna. Más aún cuando se espera que el lunes 9 se reporte una segunda contracción consecutiva mensual del índice de inflación.
Ya no se trata de solo convencer a los hogares de consumir más, sino de preparar a las empresas para un escenario que se prevé será mucho más hostil una vez que Donald Trump llegue a la Casa Blanca en enero.
Ya el 6 de diciembre, el Ministerio de Finanzas anunció un programa para apoyar a las empresas de manufacturas que produzcan con insumos locales ofreciéndoles un subsidio de 20% en los costos, y facilidades de financiamiento, según lo publicado por la agencia estatal Xinhua.
Previo al CCTE, el lunes 9, el primer ministro Li Qiang se reunirá con los jefes de una decena de grandes organizaciones internacionales, incluyendo el FMI, el Banco Mundial y la OMC.
La reunión de Li se dará un día antes de la publicación de los datos de balanza comercial. El foco estará en las exportaciones, para confirmar si el alza de 12,7% de octubre fue algo puntual o si las empresas chinas están acelerando los envíos antes del cambio de gobierno en EEUU.
Avanzar con precaución
Antes de cualquier anuncio de estímulo en China, el mercado recibirá las cifras de inflación de EEUU correspondientes a noviembre. El reporte llegará el 11 de diciembre, pero a menos de que muestre una sorpresa demasiado grande, las apuestas están echadas para un recorte de tasas de parte de la Fed en su reunión de este mes.
Si bien en noviembre se registró una creación de empleo mayor a la prevista (227.000 vs un máximo de 220.000 proyectado), el mercado pone el énfasis en que pueden deberse a contrataciones temporales previo al período navideño.
Más atención se pone al hecho de que la tasa de desempleo subió en noviembre a 4,2% desde el 4,1% en octubre. Este aumento, aunque ligero, presenta a la Fed con un escenario más cómodo para avanzar con los recortes de tasas de interés, incluso si la tasa de inflación -como se espera- suba por segundo mes consecutivo en noviembre.
Eso sí, siempre y cuando la inflación subyacente (sin alimentos ni energía) se mantenga estancada en torno a una variación de 3,3% a doce meses, un nivel que ha mantenido prácticamente desde junio pasado.
El estancamiento de la inflación ligada a servicios trae de regreso la pregunta si acaso la Fed no debería actualizar su meta de inflación, a un nivel más alto, en torno a un rango de 2,5%-3%.
Con aires de crisis
Ya con las cifras estadounidenses en mano, y a la espera del cierre de la reunión en China, el mercado concentrará la atención en la Eurozona.
Francia de seguro ocupará los titulares antes y después de que el Presidente Emmanuel Macron nombre un nuevo primer ministro. ¿Con quién buscará un acercamiento? ¿Con los socialdemócratas? Macron necesita alguien de centro, que logre negociar entre las demandas por más gasto social de la derecha y la izquierda radicales, y la demanda de la Comisión Europea por reducir el déficit fiscal de 6%.
Será importante lo que pueda decir Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, tras la reunión de política monetaria del 12 de diciembre.
El mercado espera que el BCE anuncie un recorte de tasas de 25 puntos base, a pesar de que la inflación marcó en noviembre una segunda alza consecutiva en su medición a 12 meses. Analistas y banqueros centrales optan por poner la mirada en la contracción de la medición mensual del índice (-0,3%) y en la recesión económica alemana, que demanda una política más expansiva.
La próxima será también una reunión especial porque irá acompañada de una actualización de las proyecciones económicas para la Eurozona. Será la primera oportunidad para conocer la evaluación del BCE del impacto que podrían tener las discusiones presupuestarias en Alemania y Francia, y si ya está considerando en su análisis un escenario de posibles tarifas más altas de parte de Estados Unidos.